sábado, 26 de noviembre de 2011

Un sucio control abortado a tiempo…por ahora

La noticia se corrió como pólvora prendida. Se presentó en la Asamblea y se rasgaron las vestiduras, esta vez con razón, algunos de los que sabemos estuvieron siempre comandando políticamente la educación.

Pero la cosa no era para menos. Un asesor de la ministra de Educación, de nombre Oswaldo Redrován Samaniego, dicen que fue el autor de la circular y la encuesta en la que se pretendía conocer la ideología política de los centros educativos fiscales, de sus autoridades y dirigentes estudiantiles, así como su grado de afinidad con “el proceso”.

Descubierto el pastel, dicho asesor fue desautorizado y apartado del cargo. Concediendo el derecho a la duda o a la buena fe del Ministerio y de su ministra, no queda más remedio que hacerse preguntas como: ¿quién nombra los asesores?, ¿puede la ministra elegirlos?, ¿qué intenciones o metas hay en los cuadros gubernativos?

Si fuera cierto que la circular es responsabilidad del asesor, que sí llegó a ciertas provincias y, por supuesto a algunas instituciones, ¿por qué parece leerse en el segundo párrafo que: “Como es de vuestro conocimiento, entre las prioridades planteadas por el señor Presidente, se ha solicitado realizar un mapeo de autoridades y dirigentes estudiantiles de los colegios fiscales”? ¿Podrá un asesor tomarse esas atribuciones?

Pero no todo termina ahí. El asambleísta Jorge Escala dice que tiene un oficio, 423-DI-SCE-2011 del 3 de octubre con origen en la Subsecretaría de Calidad Educativa del Ministerio de Educación, ordenando la colocación de cámaras de video en las instituciones educativas para controlar la labor de maestros y estudiantes. Se nombra a la empresa que lo hará: “Habitus”.

Y de nuevo nos asalta la duda sobre las verdaderas intenciones de todo esto. Nunca estuvimos de acuerdo con la influencia que el MPD tenía y sigue teniendo en algunos establecimientos y que llevó a politizar a centros y a estudiantes. Pero tampoco podemos estar de acuerdo con esto que se va conociendo. El control de los maestros con intenciones políticas es inadmisible desde todo punto de vista.

Otro juicio para ablandar voluntades

La noticia del juicio de los 40 millones y tres años de cárcel ha recorrido el mundo. Nadie lo entiende ni se imagina cómo puede darse tal aberración. Los defensores del mismo dicen que eso es lo que vale la honra del deshonrado.

En estos días asistíamos a otro que también se siente ofendido en su honor y que, como fruto de tal injuria calumniosa, dice que es señalado con el dedo como ciudadano que se ha enriquecido ilícitamente.

Se habrá puesto a pensar cuántos dedos habrán señalado a las víctimas de las cadenas que ellos preparan y cuántas amenazas públicas habrán recibido? ¿Qué monto deben pedir esas personas para lavar su honor o resarcirse de tales injurias?

Como alguien decía, la cosa no es para juicio; basta con que el interesado declare bajo juramento cuánto facturaron sus empresas durante los tres años anteriores a este gobierno y cuánto facturaron durante los tres primeros años del gobierno al que sirve. Eso es todo. Para bañarse en salud no hace falta juicio; el país le creerá.

No sabemos el porqué no ha enjuiciado a Joffre Campaña cuando expresó en una entrevista con Jorge Ortiz en Teleamazonas que el aludido “es el funcionario más próspero del gobierno”. Tampoco lo ha hecho con Fabricio Correa por haber dicho en el mismo canal que el difamado gana 12.5 veces más que hace dos años sin ir a su oficina a trabajar.

La prensa comenta que el jefe máximo dijo al llegar al juzgado “todos para uno y uno para todos” Naturalmente, los amigos del ofendido eran muchos más que los de la acusada. Como en el otro de los 40 millones.

Pero cualquiera se pregunta: ¿qué hacía el mandatario en un juicio de estos? ¿no tenía otra cosa que hacer? ¿cómo es posible que todo un Jefe de Estado se inmiscuya en la justicia pidiendo públicamente, frente a sus partidarios, que se castigue a la mentirosa? ¿será ese el comportamiento imparcial de un gobernante?

El ofendido pidió nada menos que 3 años de cárcel para su excompañera de gabinete y un monto de 250.000 dólares americanos. Una tontería. Una minucia si lo comparamos con el precio que tiene el valor del supuesto ofendido.

El juez ya sentenció: un año de cárcel y 100.000 dólares de multa. Pero el ofendido, envuelto en el increíble poder que tiene, ha sido magnánimo: perdona a la mentirosa y calumniadora. Así es de bueno el poder cuando el poder es total: primero acusa, amedrenta, juzga y sanciona para luego perdonar “sin interés alguno” (¿te lo crees?), o con la condición de que pida perdón en otros casos.

Posiblemente no interese tanto en estos juicios la indemnización y la cárcel cuanto el sembrar miedo, pánico, angustia y terror en la gente. Es decir, cuídate al decir o asentir en algo importante porque automáticamente se levantará una gran tormenta…. Y tú serás la víctima segura.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Encadenados

Una, dos, tres y cuatro cadenas ordenadas por el gobierno y fabricadas por los sabios en comunicación. Cuatro cadenas sin derecho a réplica porque en ellas, aseguran los autores, está toda la verdad y nada más que la verdad.

Cuatro cadenas para descalificar moral, social y políticamente a quienes osaron y osen opinar diferente o quejarse de los abusos de los que son objeto. Cuatro cadenas en las que sobran argucias, premisas falsas y medias verdades (peores que las mentiras cuando son manipuladas técnicamente) y faltan argumentos, razones y sinceridad en lo que se dice.

Nunca vi, en cuarenta años, cadenas como estas. Ningún gobernante, que yo recuerde, abusó tanto de los medios para lavarnos el cerebro. Nadie, desde el poder, humilló y descalificó a los ciudadanos como se hace con estas cadenas.

Se descalifica, se destruye públicamente al opositor o simplemente al que se quejó u opinó. Se amedrenta, se ablanda moral y sicológicamente hablando al que consideran enemigo; se deshumaniza al contrario y se provoca, sin querer queriendo, la ira y venganza pública contra los personajes objeto de las cadenas.

Se manipulan imágenes, palabras, intenciones, circunstancias momentáneas; se saca de contexto todo y se hunde a las personas. Se busca convencer a la audiencia obligada, que todos los que piensan diferente o se quejan, sirven a intereses económicos, a obscuros intereses, al “imperio”, en definitiva. Son las mismas razones que se escuchan en Venezuela, en Cuba, en Nicaragua y Bolivia….toda la culpa es del imperio y sus secuaces: la prensa corrupta y sus dueños.

Se dramatiza algún caso aislado que se lamenta no le admitieron su artículo, pero no se dice cuántos periodistas de El Telégrafo renunciaron cuando sintieron que su periódico no tendría nada de “medio público” sino de lo que es y todos sabemos.

En esas cadenas se observa cómo un ejército de reporteros, fotógrafos, camarógrafos persiguen física y sicológicamente a sus víctimas para provocarlas y poder llevar, a una nueva cadena, el gesto, la palabra, la actitud que los realizadores y jefes de las mismas, necesitan para seguir denigrándolas públicamente.

Y en todo esto podemos observar cómo se criminaliza la protesta pública, el derecho a la resistencia. Podemos sentir cómo se busca el sometimiento de todas las instituciones sociales, clasistas, étnicas; cómo se crean nuevas organizaciones clasistas de trabajadores, choferes, maestros…afines al gobierno. Cómo se divide, cada vez más y tan peligrosamente, a los ecuatorianos.

Me pregunto anticipadamente: ¿qué cadenas realizarán para quienes osen amenazar el triunfo del seguro candidato?. Les compadezco desde ya.

Para los que ordenan estas cadenas, para los realizadores y mentalizadores, les dejo este pensamiento de Dilma Rouseff, presidenta de Brasil: “No conozco otro control de los medios que el control remoto de la televisión.”

domingo, 6 de noviembre de 2011

Sueños napoleónicos.

Al cumplirse un año de la misteriosa muerte de Néstor Kirchner, Cristina ha inaugurado un mausoleo, “digno de algún emperador con sueños de eternidad.” que albergará los restos del expresidente de Argentina. Ocupa un espacio total de 625 metros cuadrados. Tiene dos plantas y dos entradas. Los visitantes sólo pueden observar el sarcófago desde arriba. Solamente la familia puede acercarse al centro del mausoleo. La construcción está hecha con materiales de lujo. Tiene 13 metros de largo por 15 de ancho y 11 de alto. Todo un monumento.

La historia reciente está llena de personajes que, llegados al poder, se convirtieron en “gastadores y extravagantes” de los dineros propios y hasta de los ajenos. Basta con echar una mirada por el continente africano, europeo y asiático.

En América se cuentan algunos, bastantes millonarios que hacen uso de su dinero como bien les parece. Algunos han sido motor de adelanto científico en computación, por ejemplo. No voy, en este momento, a realizar un juicio crítico sobre el origen legal o no de sus riquezas.

Pero también tenemos en la actualidad gente extravagante en gastos propios, seguramente, pero que, por estar en el pináculo del poder político, son el centro de las miradas y comentarios de propios y extraños.

La mujer más poderosa de Argentina, la presidenta Cristina Fernández, es un ejemplo palpable de lo que decimos. Según «The New York Post», Cristina no alcanza todavía la cifra de pares de zapatos que tenía Imelda Marcos, pero se aproxima. Se gastó 110.000 dólares en calzado durante su visita a la Asamblea General de la ONU. En total, compró, a razón de 5.500 dólares cada uno, veinte pares.

Sus paisanos conocen su debilidad y saben que consigue todo lo que se le antoja. Algunos de los sirvientes dicen que como viaja tanto, en su jet privado “Tango 01”, en sus hoteles y casas hay objetos de todo el mundo.

La señora Cristina Fernández es dueña de dos complejos hoteleros en Calafate, al Sur de Argentina: “Los Sauces, Casas Patagónicas” y “Alto Calafate”, ambos con la categoría de cinco estrellas. El primero es un complejo de cinco casas con 38 habitaciones de lujo. El otro, un imponente hotel con 110 habitaciones en 3 plantas.

Dicen las malas lenguas que el complejo “Los Sauces” fue construido frente a otro hotel, el de “la otra”, amante oficial de Kirchner durante años, según la prensa y el comentario de los que saben quién es quién en Argentina. Ese hotel, el de “la otra” se llama “Los Álamos”

En fin, que su patrimonio declarado ronda los 20 millones de dólares. Las apreciaciones de los entendidos hablan de que en 8 años de poder, el patrimonio de los Kirchner aumentó entre un 572 y 700%

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Desacato.

Cuando la duda nos acecha, tenemos el DRAE, guía segura y única para los hispanoparlantes.

Desacato.

(De desacatar).

1. m. Falta del debido respeto a los superiores.

2. m. Irreverencia para con las cosas sagradas.

3. m. Der. En algunos ordenamientos, delito que se comete calumniando, injuriando, insultando o amenazando a una autoridad en el ejercicio de sus funciones o con ocasión de ellas, ya de hecho o de palabra, o ya en escrito que se le dirija.

La tercera acepción es la que trae de cabeza a mandatario y ciudadanos. Desde el primero, la cosa está más que clara: la majestad del poder es intocable y el que ose menoscabarla sufrirá todo el peso de la ley. Y todos sabemos que “ese peso duro de la ley” se puede traducir en millonarias indemnizaciones y años de cárcel para quien tuvo el atrevimiento de injuriar a la autoridad y causarle un daño moral.

El ofendido querellante al que nos referimos dice que no está de acuerdo con esa figura –desacato- considerado como una injuria a la autoridad; opina y sugiere que se elimine. Por otro lado asegura no estar de acuerdo en que la autoridad esté revestida de más derechos que el común de ciudadanos. Pero, a renglón seguido, como suele decirse, afirma rotundamente que la prensa ha lanzado al mundo una mentira ya que el periodista no fue sentenciado por desacato sino por injurias graves al mandatario. ¿En qué quedamos? ¿Qué mismo es el desacato? ¿Qué cosa son injurias leves o graves al mandatario?

Todos tenemos derecho a la honra y todos podemos y debemos defenderla. Pero no hace falta ser muy conspicuo para darse cuenta que, a la hora del juicio, no todos tienen los mismos derechos o al menos no los pueden utilizar. El común de los mortales podrá ir a la audiencia de juzgamiento rodeado de militares, policías, francotiradores, amigos, autoridades, sirenas y carros… Hace falta ser un juez, de los que posiblemente no quedan, para atreverse, aunque sea en derecho, a contradecir la opinión del querellante rodeado de una parafernalia que asusta.

Las injurias son injurias para todos. La autoridad está expuesta, por el hecho de serlo, a la opinión airada y destemplada del pueblo cuando se siente pisoteado en sus derechos. El poder de la autoridad no lo recibió para blindarse contra la intemperancia del súbdito sino para defenderle al ciudadano.

El personaje público, el hombre público, el deportista, el artista… está expuesto al vaivén de la opinión y los gustos ciudadanos. Quien no quiera escuchar quejas, opiniones diferentes e incluso injurias, pues que no se meta a esos oficios.

No es fácil ser un funcionario principal de un país. Pues así como tiene fieles seguidores, también se topará con quienes no están de acuerdo con sus formas de gobernar, de dirigir, de tratar. Hay que ser muy maduro democráticamente para saber esto y vivirlo con la tranquilidad apropiada. La verdad no tiene dueño ni es una sola. Y no saber, no poder dialogar sin imponer; despreciar e incluso insultar a quienes no piensan como el jefe, es una falta clara de madurez democrática.

Por fin, nadie puede exigir respeto y veneración cuando, con sus actos y expresiones, no sabe respetar.