domingo, 8 de enero de 2012

¡Qué miedo!

Hace tan solo unos días leí en La Nación, 26/12/2011, expresiones como estas dichas por el mandatario: "Nosotros somos la garantía de la paz, nosotros somos la garantía de la unidad nacional entorno a un proyecto apoyado por la mayoría, nosotros somos la garantía de esa estabilidad y de ese desarrollo" Sin embargo, la mayoría de sus paisanos únicamente conocen la palabra guerra por haberla escuchado de los purificados y santos labios de su mandatario. ¿Y de qué unidad nacional hablará el jefe cuando nunca hubo tanta división entre habitantes de esa ínsula, ni tanto odio de, al menos, unos contra otros? Allí, como en otros lugares bien conocidos, sólo hay dos colores, dos grupos: los buenos, y los otros, los pendejos, como se pudo leer este fin de año por otros lares.

El gobernante también considera, según sus palabras, que los otros, los opositores están "cargados de odio" y de "grandes incapacidades" para entender al país. Y añade todavía más: "Algunos de ellos tienen rasgos y comportamientos fascistas, de locura, que desatarían, sin duda, si llegaran al Gobierno…, la persecución contra el pueblo, contra los pobres, contra los humildes" y "los militares patriotas".

En algunos sitios traemos a colación aquel refrán: “el burro hablando de orejas…” Paz, unidad, estabilidad, desarrollo vs incapacidad, odio, locura persecución segura contra pobres, humildes y militares patriotas… “Duérmete, niño, que viene el coco (cuco) y lleva a los niños que duermen poco”

Uno se pregunta, en realidad, si es su intención provocar el miedo, el susto al lobo que pueda surgir de unas elecciones, o el miedoso es él y asusta al pueblo con la locura, persecución, incapacidad y el odio que dice respiran los opositores. ¿Quién es, en definitiva el asustado? ¿Quién es el que tiene miedo al futuro? Algunos gobernantes viven tan engolosinados con el poder que no comprenden lo que pasa siempre, o casi siempre, con los países que los soportaron durante muchos años. ¡Qué difícil es poner en orden la casa cuando se abusó del poder! Que se lo pregunten no más a los tunecinos, a los egipcios, a los libios, a los yemenitas y dentro de poco a los sirios. Que se lo pregunten a los chilenos lo que costó volver a la normalidad democrática. ¿Tan difícil les resulta aprender la lección?

“Es que nuestra revolución no tiene marcha atrás…lo que supone un candidato con seguridad de triunfo…” Y me pregunto si habrá algún sistema que no tenga que recomponerse, que hacer enmiendas a sus equivocaciones a las que llegaron porque, según dicen, hablan con la verdad absoluta, olvidándose de que esa verdad está repartida entre todos. No hace falta ir muy lejos: ahí tenemos a Raúl Castro echando por tierra el sistema impuesto por su hermano. El progreso de los pueblos puede iniciarse con la visión iluminada de un líder que llega a unir a todos para marchar en la misma dirección, nunca dividiendo al pueblo en dos bandos llámeseles como se quiera. Los “progresos” impuestos a la brava, las leyes que van porque van… siempre terminan eliminándose más pronto que tarde.

¡Consenso, señores iluminados! Mucho consenso aunque por ello vaya más lento el progreso. ¡Unidad, señores dirigentes, en vez de división y odio entre hermanos! ¡Paciencia, mucha paciencia, que no todos llevan el mismo ritmo! Todos queremos el progreso del nuestras naciones pero como Dios manda, con orden, con respeto a la opinión ajena, con valoración de los otros, no con caprichos y a patadas, que también quieren el progreso, no lo duden, ni digan lo contrario para dividir aún más.

No nos vengan con el miedo al lobo feroz, ni al cuco, ni al sacamantecas… Esos cuentos no valen ni para los niños. Sean transparentes, no abusen del poder, respeten los distintos estamentos e instituciones del Estado. Zapatero a tus zapatos. Nadie hay que sepa de todo y tampoco a nadie le han encomendado la dirección y la conciencia de todos. Todos somos necesarios, nadie indispensable…ni para llevar adelante un plan de cambios.

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