martes, 31 de enero de 2012

PREPARANDO EL TRIUNFO

Una vista panorámica al planeta y comprobamos cómo hay gobernantes que, llegados al poder, piensan quedarse mucho más tiempo de lo estipulado hasta por sus Constituciones, o simplemente deciden permanecer hasta que las fuerzas les sostengan. En todos ellos se da la misma característica de creerse indispensables para llevar a cabo su proyecto, el cual casi nunca coincide con el de la mayoría de los conciudadanos.

Dejando de lado, por ahora a los muchos iluminados o ambiciosos que pululan por el planeta, y a cuyo final estamos asistiendo desde hace algo más de un año, aterricemos en nuestro continente. Olvidémonos, por el momento, de aquellos que ya pasaron a la historia, aunque no hayan muerto, y parémonos a contemplar los que todavía no quieren bajarse del sillón o lo pretenden utilizar por muchos años más…

Claro que todos conocemos al mandatario heredero que lleva más de 50 años y que ha dejado a su pobre país en el más desastroso y lamentable atraso. Fue su proyecto, no el de los ciudadanos, y tienen que seguir soportando las iluminaciones, resabios políticos y el orgullo y tozudez de sus amados líderes para seguir gritando Patria o muerte; venceremos.

Otro ambicioso, quiso irse contra la Constitución y contra todos, apoyado no sólo moralmente sino en los petrodólares del generoso y comandante amigo. Las instituciones nacionales no se lo permitieron y fue destituido a la brava. Lástima que así lo hicieran porque había otros caminos para obligarle a entrar en razón.

Por ahí tenemos a otro comandante que, engolosinado con el poder y con manos libres para hacer y deshacer con los dólares que le proporciona su amigo y par en el grado militar… quiere seguir de presidente. Lo más llamativo de los últimos meses del año que pasó es que, una de las instituciones que deben ser el fundamento de la democracia en todo país, declara inconstitucional a la misma Constitución. Ahora sí, contra toda lógica, pudo ser candidato y ganar unas elecciones por demás dudosas en su práctica como dijeron los observadores.

El otro, el jefe del club, pequeño pero peleón, se aprovecha de las formas legales o no y teniendo menos votos que la oposición, tiene muchísimos más asambleístas de su partido. Todo legal, del todo ilógico, pero así sucede por estas tierras. Según él, sus paisanos le verán al frente por muchos, muchísimos años….hasta que la muerte los separe.

Pero no son los únicos, no. En otros lares, ya están preparando el proceso electoral con reformas sustanciales a la Constitución que ellos mismos elaboraron calificándola de la mejor y con duración de más de trescientos años.

Resulta que los que se postulen para una reelección o para otras dignidades, ya no tendrán obligación de renunciar, aunque sea momentáneamente a su puesto, pueden seguir….y hacer uso, naturalmente de los recursos del Estado, sin duda alguna. Además, se supone que después de haber estudiado bien el panorama nacional, habrá dos fórmulas para la distribución de asambleístas; porque no es lo mismo nacionales que provinciales. Y es que nadie hace reformas a la ley de elecciones, un año antes de las mismas, si no tiene seguridad que las mismas le serán ventajosas.

Y no olvidemos cómo se ha retorcido todo para que, por deseos del mandatario, los medios de comunicación no puedan participar en la campaña informando, investigando, orientando…..nada, nada pueden hacer que suponga la menor señal de que se decantan por uno y por lo tanto menosprecian al otro. Eso únicamente lo podrán hacer los que sabemos durante las cadenas nacionales, sabatinas, recorridos y, por supuesto, cuñas a tiempo y destiempo hasta en los partidos de fútbol. Eso es muy propio de mentes lúcidas que saben allanar el camino para que el triunfo resulte un paseo abrumador de popularidad.

En todos los casos, la Constitución se cambia según conveniencia personal o de partido. ¿Para qué tanto gasto en redactarla? Está comprobado que para ellos la Constitución vale mientras les favorezca y hay que modificarla legal o ilegalmente cuando no sirve.

Con mucha razón opinaron aquellos analistas al decir que el texto constitucional se presta, por su falta de precisión y claridad, a toda clase de interpretaciones, especialmente para los gobiernos de turno que pretendan hacer y deshacer a su gusto. Malos tiempos nos esperan.

domingo, 8 de enero de 2012

¡Qué miedo!

Hace tan solo unos días leí en La Nación, 26/12/2011, expresiones como estas dichas por el mandatario: "Nosotros somos la garantía de la paz, nosotros somos la garantía de la unidad nacional entorno a un proyecto apoyado por la mayoría, nosotros somos la garantía de esa estabilidad y de ese desarrollo" Sin embargo, la mayoría de sus paisanos únicamente conocen la palabra guerra por haberla escuchado de los purificados y santos labios de su mandatario. ¿Y de qué unidad nacional hablará el jefe cuando nunca hubo tanta división entre habitantes de esa ínsula, ni tanto odio de, al menos, unos contra otros? Allí, como en otros lugares bien conocidos, sólo hay dos colores, dos grupos: los buenos, y los otros, los pendejos, como se pudo leer este fin de año por otros lares.

El gobernante también considera, según sus palabras, que los otros, los opositores están "cargados de odio" y de "grandes incapacidades" para entender al país. Y añade todavía más: "Algunos de ellos tienen rasgos y comportamientos fascistas, de locura, que desatarían, sin duda, si llegaran al Gobierno…, la persecución contra el pueblo, contra los pobres, contra los humildes" y "los militares patriotas".

En algunos sitios traemos a colación aquel refrán: “el burro hablando de orejas…” Paz, unidad, estabilidad, desarrollo vs incapacidad, odio, locura persecución segura contra pobres, humildes y militares patriotas… “Duérmete, niño, que viene el coco (cuco) y lleva a los niños que duermen poco”

Uno se pregunta, en realidad, si es su intención provocar el miedo, el susto al lobo que pueda surgir de unas elecciones, o el miedoso es él y asusta al pueblo con la locura, persecución, incapacidad y el odio que dice respiran los opositores. ¿Quién es, en definitiva el asustado? ¿Quién es el que tiene miedo al futuro? Algunos gobernantes viven tan engolosinados con el poder que no comprenden lo que pasa siempre, o casi siempre, con los países que los soportaron durante muchos años. ¡Qué difícil es poner en orden la casa cuando se abusó del poder! Que se lo pregunten no más a los tunecinos, a los egipcios, a los libios, a los yemenitas y dentro de poco a los sirios. Que se lo pregunten a los chilenos lo que costó volver a la normalidad democrática. ¿Tan difícil les resulta aprender la lección?

“Es que nuestra revolución no tiene marcha atrás…lo que supone un candidato con seguridad de triunfo…” Y me pregunto si habrá algún sistema que no tenga que recomponerse, que hacer enmiendas a sus equivocaciones a las que llegaron porque, según dicen, hablan con la verdad absoluta, olvidándose de que esa verdad está repartida entre todos. No hace falta ir muy lejos: ahí tenemos a Raúl Castro echando por tierra el sistema impuesto por su hermano. El progreso de los pueblos puede iniciarse con la visión iluminada de un líder que llega a unir a todos para marchar en la misma dirección, nunca dividiendo al pueblo en dos bandos llámeseles como se quiera. Los “progresos” impuestos a la brava, las leyes que van porque van… siempre terminan eliminándose más pronto que tarde.

¡Consenso, señores iluminados! Mucho consenso aunque por ello vaya más lento el progreso. ¡Unidad, señores dirigentes, en vez de división y odio entre hermanos! ¡Paciencia, mucha paciencia, que no todos llevan el mismo ritmo! Todos queremos el progreso del nuestras naciones pero como Dios manda, con orden, con respeto a la opinión ajena, con valoración de los otros, no con caprichos y a patadas, que también quieren el progreso, no lo duden, ni digan lo contrario para dividir aún más.

No nos vengan con el miedo al lobo feroz, ni al cuco, ni al sacamantecas… Esos cuentos no valen ni para los niños. Sean transparentes, no abusen del poder, respeten los distintos estamentos e instituciones del Estado. Zapatero a tus zapatos. Nadie hay que sepa de todo y tampoco a nadie le han encomendado la dirección y la conciencia de todos. Todos somos necesarios, nadie indispensable…ni para llevar adelante un plan de cambios.

lunes, 2 de enero de 2012

¿Perdón o venganza?

Dicen algunos que el régimen ha inaugurado la política del perdón, que busca hacer notorio su sentimiento de magnanimidad con los que han osado meterse con su honor.

Se inició esta política con Camilo Samán perdonando generosamente a Emilio Palacios. Luego vimos la generosidad sin límites del poderoso Vinicio Alvarado perdonando a Mónica Chuji de la multa monetaria y la cárcel. Por último, Don Pedro Delgado, primo del Excelentísimo Señor Presidente de la República, para más detalles, perdona al director del diario Hoy, Jaime Mantilla.

En todos los casos, los querellantes dicen sentirse satisfechos porque sus detractores han sido sancionados moralmente, porque todo el mundo ha sido testigo de la malicia y maldad del perdonado.

Dicen que el perdón, en política, no es perdón sino una pública y gran ofensa. El perdonador se crece ante el perdonado mientras que este es humillado …. Eso no es perdón, tiene más parecido a la venganza. El perdón, en estos casos, no es olvido ni concesión gratuita. Equivale, mejor, a reducir, humillar y someter al perdonado.

Se nota, se siente, se palpa cuál puede ser el objetivo, el porqué de tanto derroche de magnanimidad: intimidar, asustar, someter, acallar, humillar, ningunear…

En los tres casos, el supuesto ofendido no ha perdonado sino cuando, al parecer, la decisión significa que, en tiempo y circunstancias, no podrá haber revisión de la sentencia por parte del perdonado. Pero también hay quienes ven en esos generosos perdones, la conciencia y el cálculo de que, ante otros tribunales realmente autónomos, sería inevitable la pérdida por parte del querellante.

Y qué feo que suena el que invoquen su calidad de creyentes, de cristianos convencidos, para conceder ese tipo de perdones. Hasta con el Evangelio se juega cuando conviene a los propios intereses.

Su excelencia, el Señor Presidente Constitucional de la República ha expresado en muchas ocasiones que basta con que los ofensores pidan disculpas, reconozcan su error, prometan no hacerlo más….y están perdonados. Pudiera entenderse de otra manera: humíllense, pídanme perdón, reconozcan que me ofendieron y yo les perdono. Esa clase de disculpas implica, naturalmente, que se cometió el delito… Y últimamente se le escuchó decir que, luego que los juicios lleguen a su término, se puede hacer cualquier cosa. Perdonar como hicieron los otros, nos imaginamos. ¡Qué magnánimos son nuestros queridos funcionarios!