domingo, 13 de septiembre de 2015






¡Qué vergüenza, América!
Leopoldo López, te equivocaste en tu buena fe.
Podríamos parafrasear aquí el título de aquella nuestra novela americana y escribir “Historia de una condena anunciada”. Un año ha durado el juicio. Como cincuenta audiencias. Más de cien testigos (falsos) del Ministerio Fiscal. Y, para que no se olvide la juez provisional, la música de fondo presente en todo momento: el deseo, la decisión de Maduro de que Leopoldo López esté preso.
¡Qué vergüenza, América!, la tierra de la libertad y del resurgir político y económico, de la teología de la liberación y el desprecio definitivo por los dictadores gorilas o civiles. Qué vergüenza, repito y no me cansaré de hacerlo. Nos sobran organismos regionales lo mismo nos da que asomen con tientes políticos o comerciales. Y nadie da la cara por la justicia y el desastre a que está sometido un pueblo. El Mercosur no sirve. Ni sus miembros se entienden en el campo comercial y de integración. Por ahí apareció uno, con intenciones pragmáticas en esta aldea global, la Alianza del Pacífico, que parece transitar en sus intenciones por el camino correcto en lo económico y social.
Pero ¿dónde queda la Patria Grande, el sueño de Bolívar? Se quedó en una mera consigna o spot publicitario de ciertos gobernantes que hasta se aprovechan de nuestros héroes en su desenfrenado interés por mantenerse en el poder como mesías. ¿Para qué nos sirven la UNASUR, la OEA, por ejemplo? El secretario de la UNASUR pregona a los cuatro vientos que su organismo respeta las decisiones de la justicia en Venezuela. El señor Samper, expresidente de Colombia, uno de los peores presidentes que ha tenido ese país, según el pensar de la gran mayoría de ciudadanos colombianos, amigo personal de todos los gobiernos autocráticos de la región, inquilino del edificio regalado por un país en crisis económica y en busca frenética de dinero por medio de impuestos, luego de haber despilfarrado el dinero de la nación, dice, a nombre de la UNASUR (unión de naciones de Sudamérica),que respeta la decisión de la justicia de Venezuela… Convénzase, señor Samper, que los pueblos no piensan ni como usted ni como los gobernantes en este asunto ¡Qué vergüenza, señores mandatarios de América! Definitivamente nos les interesan las personas ni sus derechos. Los intereses son el motor que les mueve a todos. ¿Tanta es la influencia o el miedo que infunden en ustedes las consignas y sandeces de los miembros de ese organismo regional del triste amanecer? Son estos los que gritan e insultan en forma arrogante e insensata a quienes se atreven a expresar su opinión en temas como la condena de Leopoldo López amparándose en aquello de la no intervención en asuntos internos. Consigna que no funciona ni vale un comino cuando a ellos no les conviene.
El señor Samper, ilustre e incondicional de los que sabemos, habla del respeto a las decisiones de los países miembros. No importa que sean injustas, que el pueblo esté sufriendo los efectos de la fiebre insensata de sus mandatarios… Hay que respetar… Poco respetaron algunos conocidísimos cancilleres de nuestro entorno la decisión constitucional de Paraguay cuando destituyeron a su presidente. Allí sí volaron como aves carroñeras a defender al “amigo” y a pedir descaradamente al alto mando militar que no permitiera “tal atropello a la democracia.” En ese momento no hubo intervención en asuntos internos de cada país…
Te equivocaste pensando en la correcta e imparcial justicia de tu país, Leopoldo López. No es fácil entregarse públicamente a la justicia (¿?) con la esperanza que tu inocencia sería probada con argumentos sencillos, claros y verídicos. Te equivocaste. La esperanza es lo último que se pierde y por eso sigues ahí abusado, maltratado, insultado, desprestigiado personal y públicamente. Pero tu decisión y el respaldo de tu familia y los miles y miles de venezolanos nos estremece. Envidiamos tu valentía y decisión. No te olvides: eres el preso, el reo del más inepto, arrogante, insensato y esclavo de un gobierno extranjero que lo maneja a su antojo.
En tu país como en otros, eres condenado por pensar distinto y decirlo. Te convertiste en una piedra en el camino para los que manejan a su antojo la justicia, la economía, el pensamiento y la legislación. Cuando todo esto termine serás otro Mandela, no lo dudes. En América ya sabemos cómo se define a las personas que se atreven a disentir de “la verdad” del dictador: eres un terrorista, asesino, incendiario, instigador de masas para la violencia…todo eso eres para ellos.
La juez sometida a la voluntad del que sabemos, hablará de sentencia justa en la que “se respetó el debido proceso”. Estas palabras suenan tan desafinadas en algunos países de nuestra América que ya no nos llaman la atención. Todo se hace “apegados a la ley”…del que manda, claro está.
¿De qué debido proceso estamos hablando? Se ignoraron las pruebas de la defensa. La fiscalía no aportó ninguna prueba convincente. No hubo la adecuada facilidad para la defensa. Todo se desarrolló en secreto. Sólo los acusadores están presentes en las audiencias. No se permite la presentación de los testigos de la defensa y sí más de cien comprados por el Estado. Por fin no se permitió pasar un video en el que se deshacía toda acusación. Y, repito, como música de fondo amplificada por todos los medios, el deseo de Maduro de que estés preso. Incluso, otro de los pilares de la dictadura llegó a sugerir que si eras absuelto podría “el pueblo” lanzarse contra los jueces, perdón, contra la juez Susana… Para qué más argumentos.
Me referí antes a la OEA. Parece como que si viéramos una luz al fondo del túnel. Su Secretario General se atreve a pedir que organismos y gobiernos del planeta estudien el proceso que terminó con la condena de Leopoldo López. Este hombre, el Secretario de la OEA, comienza mal su papel en el organismo. Con toda seguridad que ya escucharemos los improperios de los que sabemos contra él porque, dirán, se ha parcializado por el imperio…
¿Tiene lógica el hecho de que una familia, en este caso cubana, y unos pocos incondicionales y bien pagados, tengan sometido a un pueblo a sus ideas políticas y económicas durante más de 50 años? ¿Tiene lógica el hecho de que una gobernante como Chávez, hable de lo malo que es la riqueza cuando la familia tiene inmensas propiedades  en su país  e ingentes cantidades de dinero en el exterior? ¿Tiene lógica el que estos señores del triste amanecer hablen como Lenin, gobiernen como Estalin…y vivan, en cambio, como Rokefeler? Desvergonzados. Es lo menos que podemos decir.
¡QUÉ VERGÜENZA, AMERICA!